4 Entonces el rey preguntó:—¿Quién está en el patio?Amán acababa de entrar en el patio exterior del palacio para solicitar al rey que ordenara colgar a Mardoqueo en la horca que le estaba preparando.
5 Los cortesanos le respondieron:—Es Amán el que está en el patio.—¡Háganlo pasar! —ordenó el rey.
6 Cuando Amán hubo entrado, el rey le preguntó:—¿Qué se puede hacer por una persona a quien el rey desea honrar?Amán dijo para sí: «¿A quién va a querer el rey honrar sino a mí?».
7 Así que respondió al rey:—Para esa persona a la que el rey quiere honrar
8 habría que mandar traer vestiduras reales, de las que usa su majestad, un caballo de los que monta el rey, y un distintivo real para su cabeza.
9 La vestidura y el caballo se entregarían a uno de los más dignos funcionarios reales, para que él mismo vista a la persona a la que el rey quiere honrar; luego la paseará a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante ella: «¡Así se agasaja a quien el rey quiere honrar!».
10 Entonces dijo el rey a Amán:—Vete de inmediato, toma las vestiduras y el caballo, como acabas de sugerir, y haz eso mismo con Mardoqueo, el judío que está sentado a la puerta del palacio real. No descuides ningún detalle de lo que has dicho.