20 Vació, pues, rápidamente su cántaro en el abrevadero, corrió a sacar más agua del pozo y trajo para todos los camellos.
21 El hombre, mientras tanto, la miraba en silencio, preguntándose si el Señor había dado o no éxito a su viaje.
22 Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba unos seis gramos, y dos brazaletes de oro que pesaban algo más de cien gramos para las muñecas de la muchacha,
23 y le dijo:—Dime de quién eres hija y si habrá sitio en la casa de tu padre para pasar la noche.
24 Ella respondió:—Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Najor.
25 Y añadió:—En nuestra casa hay paja y forraje en abundancia, y también hay sitio para pasar la noche.
26 Entonces el hombre se arrodilló y adoró al Señor,