10 Tú mismo lo has rodeado de seguridad; lo has protegido, junto con su hogar y sus pertenencias: has bendecido sus trabajos, y sus rebaños llenan el país.
11 Pero te apuesto que si extiendes tu mano y dañas sus posesiones, te maldecirá a la cara.
12 El Señor respondió a Satán:—Haz lo que quieras con sus cosas, pero no se te ocurra tocar su persona. Satán abandonó la presencia del Señor.
13 Un día que sus hijos e hijas banqueteaban en casa del hermano mayor,
14 llegó un mensajero a casa de Job con la siguiente noticia:—Mientras los bueyes estaban arando y las burras pastando a su lado,
15 cayeron sobre ellos unos sabeos, acuchillaron a los mozos y se llevaron el ganado. Solo yo he podido escapar para contártelo.
16 Aún no había acabado el mensajero de hablar, cuando llegó otro con la siguiente noticia:—Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido a las ovejas y a los pastores. Solo yo he podido escapar para contártelo.