6 que decía:—Corre por ahí la voz —y Gasmú lo confirma— que tú y los judíos piensan rebelarse y que esa es la razón por la que están reconstruyendo la muralla. Comentan incluso que pretendes ser su rey
7 para lo que has designado profetas que, refiriéndose a ti, proclamen en Jerusalén: «¡Judá tiene ya rey!». Antes de que lleguen al rey estos rumores, ven y dialoguemos.
8 Contesté a Sambalat:—Nada de lo que dices es verdad; son simples invenciones tuyas.
9 Lo que pretendían era atemorizarnos pensando: «Terminarán por desanimarse y no acabarán la obra». Así que hazme poner más empeño.
10 Después de esto fui a casa de Semaías, hijo de Delaías y nieto de Mejetabel, que se encontraba recluido en casa. Me dijo:—Reunámonos en el Templo de Dios, en el interior del santuario, y cerremos sus puertas porque esta noche van a venir a matarte.
11 Pero yo le contesté:—¿Ha de huir alguien como yo? Uno como yo no puede refugiarse en el santuario para salvar la vida. ¡De ninguna manera entraré!
12 Y es que, en realidad, me di cuenta de que no hablaba como portavoz de Dios, sino que intentaba traicionarme porque había sido comprado por Tobías y Sambalat.