8 Boaz dijo a Rut:—Escucha, hija, no vayas a espigar a ningún otro campo; no te alejes de aquí y así podrás seguir con mis criadas.
9 Fíjate en qué campo cosechan y síguelas. He dado órdenes a los criados para que no te molesten. Y cuando tengas sed, te acercas a los cántaros y bebes del agua que saquen los criados.
10 Rut inclinó su rostro, hizo una reverencia en tierra y le dijo:—¿Por qué me tratas con amabilidad y te interesas por mí, que soy una extranjera?
11 Boaz le respondió:—Me han contado con todo detalle cómo te has portado con tu suegra después de la muerte de tu marido y cómo has dejado a tus padres y tu país natal, para venir a un pueblo hasta ayer desconocido para ti.
12 ¡Que el Señor te lo pague! Que el Señor, Dios de Israel, en quien has buscado protección, te recompense con creces.
13 Ella le dijo:—Te estoy muy agradecida, señor, porque me has reconfortado y me has hablado cordialmente, aunque no puedo compararme a ninguna de tus criadas.
14 A la hora de comer, Boaz le dijo:—Ven aquí, toma un trozo de pan y mójalo en la vinagreta.Rut se sentó junto a los segadores y Boaz le ofreció grano tostado. Ella comió hasta hartarse y aún le sobró.