6 En cambio, la de conducta licenciosa, aunque parezca viva, está muerta.
7 Incúlcales esto para que sean irreprochables.
8 Pues quien no mira por los suyos, especialmente por los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que los infieles.
9 Para que una viuda sea admitida en la asociación correspondiente*, debe tener al menos sesenta años, haber sido esposa de un solo hombre
10 y gozar de buena fama por haber educado bien a sus hijos, por haber practicado la hospitalidad, por haber atendido solícitamente a los creyentes y por haber socorrido a los atribulados; en una palabra, por haber practicado toda clase de bien.
11 Pero no admitas a viudas jóvenes, pues el ansia de placer las aparta de Cristo y las impulsa a contraer nuevo matrimonio,
12 con lo que se hacen culpables al romper su primer compromiso.