15 —Conozco tu comportamiento; no eres ni frío ni caliente, y más te valiera ser una cosa o la otra.
16 ¡Pero solo eres tibio! No eres ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca.
17 Sé también que vas pregonando: «Soy rico, estoy forrado de dinero y nada necesito». ¡Pobre infeliz! ¿No sabes que eres miserable y pordiosero y ciego y que estás desnudo?
18 Si de veras quieres enriquecerte, harías bien en comprarme oro pasado por el crisol, vestidos blancos con que cubrir tu vergonzosa desnudez y colirio con que ungir tus ojos para que puedas ver.
19 Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta.
20 ¿No ves que estoy llamando a la puerta? Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré en su compañía.
21 Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, así como yo he vencido y me he sentado junto a mi Padre en su trono.