3 y Pablo quiso tenerle como compañero de viaje; así que, en consideración a los judíos que habitaban en aquella región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era griego.
4 Al recorrer las distintas ciudades, comunicaban a los creyentes las decisiones tomadas por los apóstoles y demás dirigentes en Jerusalén, y les recomendaban que las acatasen.
5 Con el paso de los días, las iglesias se fortalecían en la fe y aumentaban en número.
6 El Espíritu Santo les impidió anunciar el mensaje en la provincia de Asia*, por lo cual atravesaron las regiones de Frigia y Galacia.
7 Al llegar a la frontera de Misia, tuvieron intención de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
8 Dejaron entonces a un lado Misia y descendieron hasta Troas.
9 Aquella noche tuvo Pablo una visión: de pie ante él había un macedonio, que le suplicaba:—¡Ven a Macedonia y ayúdanos!