23 Luego saquen el ternero cebado, mátenlo y hagamos fiesta celebrando un banquete.
24 Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y lo hemos encontrado». Y comenzaron a hacer fiesta.
25 En esto, el hijo mayor, que estaba en el campo, regresó a casa. Al acercarse, oyó la música y los cánticos.
26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué significaba todo aquello.
27 El criado le contestó: «Es que tu padre ha hecho matar el becerro cebado, porque tu hermano ha vuelto sano y salvo».
28 El hermano mayor se irritó al oír esto y se negó a entrar en casa. Su padre, entonces, salió para rogarle que entrara.
29 Pero el hijo le contestó: «Desde hace muchos años vengo trabajando para ti, sin desobedecerte en nada, y tú jamás me has dado ni siquiera un cabrito para hacer fiesta con mis amigos.