25 Miren que se lo advierto de antemano.
26 Así que si alguien les dice: «El Mesías está en el desierto», no vayan allí; y si les dice: «Está escondido en lo más secreto de la casa», no lo crean.
27 Pues como un relámpago brilla en oriente y su resplandor se deja ver hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
28 ¡Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres!
29 En cuanto hayan pasado los sufrimientos de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna perderá su brillo; las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestes se estremecerán.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y todos los pueblos del mundo llorarán al ver que viene el Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
31 Y él enviará a sus ángeles para que a toque de trompeta convoquen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del cielo.