47 Lo oyeron algunos de los que estaban allí y comentaron:—Está llamando a Elías.
48 Al punto, uno de ellos fue corriendo a buscar una esponja, la empapó en vinagre y sirviéndose de una caña se la acercó a Jesús para que bebiera.
49 Pero los otros le decían:—Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.
50 Jesús, entonces, lanzando otra vez un fuerte gritó, expiró.
51 De pronto, la cortina del Templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se resquebrajaron;
52 las tumbas se abrieron y resucitaron muchos creyentes ya difuntos.
53 Estos salieron de sus tumbas y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa, donde se aparecieron a mucha gente.