23 »Y ahora, SEÑOR, acepto tu promesa de que yo y mis hijos habremos de gobernar siempre esta nación.
24 Y ojalá que esto traiga honor eternamente a tu nombre, ya que todos estamos convencidos de que tú cumples lo que prometes. Ellos exclamarán: “¡El SEÑOR todopoderoso es verdaderamente el Dios de Israel!” ¡Y el pueblo de Israel será siempre gobernado por mis hijos y su descendencia!
25 »SEÑOR, me he atrevido a orar de esta manera, porque tú me has revelado que mis descendientes gobernarán siempre a tu pueblo.
26 ¡SEÑOR, tú eres Dios, y me has prometido esta dicha!
27 ¡Bendice, pues, la familia de este tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia, pues cuando tú concedes una bendición, SEÑOR, es una bendición eterna!»