1 La proclamación de Roboán como rey se celebró en Siquén. Todos los israelitas asistieron a la ceremonia de coronación.
2-4 Jeroboán, que todavía estaba en Egipto, a donde había huido del rey Salomón, se enteró de la muerte de éste y de la coronación de Roboán, por medio de sus amigos. Entonces las tribus del norte de Israel le pidieron que fuera con ellos a Siquén. Así que Jeroboán y los israelitas fueron a ver a Roboán, y le dijeron:—Tu padre fue un amo muy duro. No te queremos por rey, a menos que prometas tratarnos mejor de lo que él lo hizo.
5 Roboán les contestó:—Denme tres días para pensarlo. Al cabo de ese tiempo regresen, y les daré mi respuesta.Y el pueblo se fue.
6 Roboán habló del asunto con los ancianos que habían aconsejado a Salomón, su padre.—¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a esta gente? —les preguntó.
7 Y ellos le respondieron:—Si les das una respuesta agradable y prometes ser bondadoso con ellos y servirles bien, podrás ser rey para siempre.
8 Pero Roboán rechazó el consejo de los ancianos y llamó a los jóvenes con los que se había criado.
9 —¿Qué piensan ustedes que debo hacer? ¿Qué le debo decir a esta gente que vino a pedirme que los tratara mejor de lo que los trató mi padre? —les preguntó.