32 y usó las piedras para reedificar el altar del SEÑOR. Luego cavó una zanja donde cabían unos doce litros de agua.
33 Puso la leña sobre el altar, cortó en pedazos el becerro y puso los trozos sobre la leña.—Llenen cuatro cántaros de agua —dijo— y derramen el agua sobre el becerro y la leña.Después que lo hicieron les dijo:
34 —Háganlo nuevamente—. Y ellos lo hicieron.—Háganlo una vez más —volvió a decirles.Ellos lo hicieron,
35 y el agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja que Elías había hecho.
36 Cuando llegó la hora del acostumbrado sacrificio de la tarde, Elías se dirigió hasta el altar y oró: «SEÑOR, Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya.
37 SEÑOR, respóndeme. Respóndeme para que esta gente sepa que tú eres Dios, y que quieres que ellos se vuelvan a ti».
38 Entonces, repentinamente, descendió fuego del cielo y quemó el becerro, la leña, las piedras, el polvo, e hizo que se evaporara el agua que había en la zanja.