19 Dale este mensaje de mi parte: “¿No te ha sido suficiente matar a Nabot? ¿Debes robarle también? Debido a esto los perros lamerán tu sangre en las afueras de la ciudad, de la misma manera que ellos lamieron la sangre de Nabot”».
20 —¡Me has encontrado, enemigo mío! —exclamó Acab cuando vio a Elías.—Sí —respondió Elías—, he venido, porque no haces otra cosa que ofender al SEÑOR, pues solo sabes hacer lo malo.
21 Por eso el SEÑOR va a traerte una gran desgracia, y te va a eliminar. No permitirá que ninguno de tus descendientes varones, esclavo o libre, sobreviva.
22 Va a destruir a tu familia, tal como lo hizo con la familia de Jeroboán y con la familia del rey Basá, porque tú has provocado su ira y has hecho que todo Israel caiga en pecado.
23 El SEÑOR también me ha dicho que los perros se comerán el cuerpo de Jezabel, tu esposa, en los campos de Jezrel.
24 Los miembros de tu familia que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y a los que mueran en el campo, se los comerán los buitres.
25 Nadie se entregó de tal manera a hacer el mal como Acab, porque Jezabel, su esposa, lo incitaba a que cometiera toda suerte de perversidades.