8 Este templo se transformará en un montón de ruinas, y todo el que pase quedará asombrado y se burlará preguntando: “¿Por qué el SEÑOR ha hecho esto a esta tierra y a este templo?”
9 Y la respuesta será: “Porque el pueblo de Israel abandonó al SEÑOR su Dios, que los sacó de la tierra de Egipto, y adoraron a otros dioses, en lugar de adorarlo a él. Por esta razón el SEÑOR ha traído todo este mal sobre ellos”».
10 Al final de los veinte años que tardó la construcción del templo del SEÑOR y su propia casa,
11-12 Salomón le dio veinte ciudades de la tierra de Galilea al rey Hiram, de Tiro, a manera de pago por el cedro, el pino y el oro que le había provisto para las construcciones. Hiram vino de Tiro para ver las ciudades, pero no le gustaron.
13 Así que le reprochó a Salomón: «¿Qué clase de trato es éste, hermano mío? ¡Esas ciudades que me has dado no valen nada!» A esa región, Hiram le puso el nombre de Cabul (desierto), y así se conoce hasta hoy.
14 Hiram le había enviado a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro.
15 Salomón había establecido como trabajo obligatorio la edificación del templo del SEÑOR, de su propia casa, del terraplén, del muro de Jerusalén, así como la reconstrucción de las ciudades de Jazor, Meguido y Guézer.