38 date prisa, date prisa, no esperes!El muchacho recogió la flecha y se la entregó a su señor.
39 Por supuesto, no entendió el mensaje que las palabras de Jonatán encerraban. Solamente Jonatán y David lo sabían.
40 Jonatán le entregó el arco y las flechas, y le ordenó llevarlas a la ciudad.
41 En cuanto se fue, David salió de su escondite detrás de la roca, se inclinó tres veces y se puso rostro en tierra. Luego se abrazaron al tiempo que lloraban, especialmente David.
42 Finalmente, Jonatán le dijo a David:—Consuélate porque nos hemos jurado fidelidad delante de Dios y el será quien nos juzgue siempre, a nosotros y a nuestros descendientes. Entonces se separaron.David se fue por su camino y Jonatán regresó a la ciudad.