4 Sin embargo, cada vez que en sus angustias se han vuelto al SEÑOR, Dios de Israel, y lo han buscado, él les ha proporcionado ayuda.
5 En sus tiempos de rebelión contra Dios no había paz, y los problemas causaban molestias a la nación por todas partes. El crimen iba en aumento.
6 Se libraban guerras externas y batallas internas de ciudades contra ciudades, porque Dios estaba castigándolos con toda clase de calamidades.
7 Pero ustedes, habitantes de Judá, manténganse en el cumplimiento del deber y no se desanimen, porque recibirán el premio».
8 Cuando el rey Asá oyó este mensaje de parte de Dios, se llenó de valor y destruyó todos los ídolos que había en las tierras de Judá y de Benjamín, y en las ciudades que había capturado en la región montañosa de Efraín. Además, reconstruyó el altar del SEÑOR frente al templo.
9 Hecho esto, convocó a todo el pueblo de Judá y de Benjamín, y a los israelitas procedentes de Efraín, Manasés y Simeón, que se habían unido a Judá cuando comprendieron que el SEÑOR Dios estaba con el rey Asá.
10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá,