22 Los sacerdotes mataron los becerros, tomaron la sangre y la rociaron sobre el altar. Luego mataron los carneros y rociaron su sangre sobre el altar, y lo mismo hicieron con los corderos.
23 Los machos cabríos para la ofrenda por el pecado fueron llevados ante el rey y sus funcionarios, para que pusieran las manos sobre ellos.
24 Entonces los sacerdotes los inmolaron, y derramaron la sangre sobre el altar, como sacrificio por el pecado, para hacer expiación por todo Israel, según el mandato del rey, porque el rey había especificado que el holocausto y el sacrificio por el pecado debían ser presentados en favor de todo Israel.
25-26 El rey Ezequías colocó a los levitas en el templo para que se encargaran de tocar los címbalos, las arpas y las liras. Esto se hizo según las órdenes de David y de los profetas Gad y Natán (que habían recibido sus instrucciones de parte del SEÑOR). Los levitas ocuparon sus puestos con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas.
27 Entonces, el rey Ezequías ordenó que se pusiera el holocausto sobre el altar. Y cuando comenzó a ofrecerse el sacrificio, también comenzaron a cantar alabanzas al SEÑOR y a tocar las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales de David, rey de Israel.
28 Todo el pueblo permaneció de rodillas hasta que se terminó de presentar los sacrificios, mientras que los cantores elevaban sus cánticos y los sacerdotes tocaban sus trompetas.
29 Después el rey y sus asistentes se inclinaron delante del SEÑOR para adorarlo.