3 Reedificó los altares paganos que su padre Ezequías había derribado, los altares de Baal, e hizo imágenes de la diosa Aserá y del sol, la luna y las estrellas.
4-5 Aun construyó altares paganos en los atrios del templo, para adorar al sol, la luna y las estrellas en el lugar mismo donde el SEÑOR había dicho que su nombre sería honrado para siempre.
6 Además, quemó a sus hijos en el valle de Bet Hinón, como sacrificio para sus dioses. Además, consultó a espiritistas, a adivinos y a encantadores, y fomentó toda suerte de mal, con lo que provocó la ira del SEÑOR.
7 Colocó el ídolo que había hecho en el mismo templo de Dios, lugar del cual Dios le había dicho a David y a su hijo Salomón: «Seré honrado en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre las demás ciudades de Israel.
8 Y si obedecen los mandamientos que di por medio de Moisés, jamás dejaré que Israel sea expulsado de la tierra que les di a sus antepasados».
9 Pero Manasés indujo a la gente de Judá y de Jerusalén a cometer males mayores que los pueblos que el SEÑOR había destruido, cuando Israel entró en la tierra:
10 El SEÑOR habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no le hicieron caso.