7 —¿Quién era aquel individuo? —preguntó el rey—. ¿Qué aspecto tenía?
8 —Llevaba un abrigo de pelo —le respondieron—, y usaba un cinturón ancho de cuero.—¡Era el profeta Elías! —exclamó el rey.
9 Entonces envió a un oficial con cincuenta soldados, a arrestarlo. Lo encontraron sentado en la cumbre de una colina. El capitán le dijo:—Varón de Dios, el rey nos ha mandado a que te llevemos ante él.
10 Pero Elías respondió:—Si yo soy un varón de Dios, que descienda fuego del cielo y te destruya junto con tus cincuenta hombres.Y descendió fuego del cielo sobre ellos, y los mató a todos.
11 El rey envió a otro oficial, con cincuenta hombres, a que le dijera:—Varón de Dios, el rey dice que debes bajar inmediatamente.
12 Elías respondió:—Si soy un varón de Dios, que descienda fuego del cielo y te destruya a ti con tus cincuenta hombres.Y nuevamente descendió fuego de Dios, y los quemó.
13 Una vez más, el rey envió cincuenta hombres, pero esta vez el oficial se puso de rodillas ante Elías, y le rogó:—Varón de Dios, perdona mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos.