33 Así que, aunque adoraban al SEÑOR, siguieron manteniendo sus costumbres religiosas, tal como lo hacían cuando estaban en sus naciones de origen.
34 Todavía hacen lo mismo: siguen sus prácticas anteriores en vez de adorar en forma verdadera al SEÑOR, y obedecer las leyes que él les dio a los descendientes de Jacob (cuyo nombre más tarde le fue cambiado por el de Israel).
35-36 El SEÑOR había hecho un pacto con los israelitas, que tenía las siguientes condiciones:«No adoren a dioses paganos, ni se inclinen delante de ellos; no los alaben ni ofrezcan sacrificios. Adórenme solo a mí, que soy el SEÑOR, que los saqué de la tierra de Egipto con demostraciones grandiosas de poder.
37 Obedezcan todas las leyes que les di por escrito, y jamás adoren a otros dioses.
38 No olviden el pacto que hice con ustedes; por eso, no adoren jamás a otros dioses.
39 Adórenme solamente a mí, pues únicamente yo tengo el poder para librarlos de sus enemigos».
40 Pero no quisieron obedecer, sino que siguieron sus antiguas costumbres de adorar a dioses falsos.