8 Habían seguido las malas costumbres de las naciones que el SEÑOR había expulsado delante de ellos, y las malas costumbres que habían introducido los reyes de Israel.
9 El pueblo de Israel, además, había hecho secretamente muchas cosas que eran malas. Habían edificado altares a otros dioses, a lo largo de toda la región.
10 Habían puesto altares e ídolos en la cumbre de toda colina y bajo todo árbol frondoso.
11 Habían quemado incienso a los dioses de las naciones a los que el SEÑOR había expulsado de la tierra cuando Israel llegó. El pueblo de Israel, pues, había cometido muchos males, y el SEÑOR estaba enojado con ellos.
12 Habían adorado ídolos, a pesar de las advertencias específicas y repetidas del SEÑOR.
13 Una y otra vez, el SEÑOR había enviado profetas que advirtieran a Israel y a Judá que era necesario que dejaran sus malos comportamientos, que obedecieran los mandamientos que había dado a sus antepasados por medio de los profetas.
14 Pero Israel no prestó atención. El pueblo fue tan soberbio como sus antepasados, y se negó a creer en el SEÑOR su Dios.