2 Edom, te humillaré entre las naciones, te haré insignificante y despreciable.
3 Te sientes muy seguro porque vives en una zona difícil de conquistar, entre rocas altas e inaccesibles. «¿Quién podrá alcanzarnos acá arriba?», preguntas con jactancia.
4 ¡No seas necio! Aunque te encumbres tan alto como las águilas, y pongas tus ciudades en zonas tan altas y aparentemente seguras, ahí llegaré para castigarte, dice el SEÑOR.
5 Hubiera sido mejor que ladrones te visitaran de noche para robarte, porque al menos ellos no se lo habrían llevado todo. O que hubieran robado de tus viñas todo el fruto, porque por lo menos habrían quedado sin ser vistos algunos racimos. ¡Pero yo seré más severo en la destrucción!
6 Cada rincón y cada escondrijo de tu país será rebuscado y saqueado, y todo tesoro será hallado y tomado.
7 Todos tus aliados se volverán en tu contra y ayudarán a arrojarte de tu tierra. Te prometerán paz, mientras conspiran para destruirte. Tus amigos de mayor confianza pondrán trampas, te traicionarán y dirán que estás loco.
8 En aquel tiempo, dice el SEÑOR, yo acabaré con los sabios de Edom, aniquilaré a todos los sabios consejeros del país.