13 »Entonces oí a dos de los santos hablando entre sí. Uno de ellos dijo: “¿Cuánto tiempo pasará esto que se ve, para que de nuevo haya sacrificio ritual diario en honor a Dios? ¿Cuánto tiempo va durar la terrible maldad de entregar el templo de Jerusalén y los ejércitos celestiales para ser pisoteados?”
14 El otro contestó: “Primero deben pasar dos mil trescientos días; entonces el templo será purificado de nuevo”.
15 »Mientras yo estaba tratando de comprender el significado de esta visión, repentinamente un hombre, o por lo menos parecía un hombre, se paró delante de mí,
16 y oí una voz humana que gritaba desde el río Ulay: “Gabriel, dile a Daniel el significado de su visión“.
17 »Por eso Gabriel se dirigió hacia mí. Pero al acercarse, yo estaba demasiado asustado como para mantenerme en pie, y caí con mi rostro hacia el suelo. “Hombre, me dijo, debes comprender que lo que pasa en la visión se refiere al tiempo final”.
18 »Mientras él hablaba me desmayé, tirado boca abajo en el suelo. Pero él me despertó con un toque suyo, y me ayudó a ponerme de pie.
19 “Estoy aquí, me dijo, para decirte lo que va a suceder en los últimos días del gran enojo de Dios, pues lo que has visto se refiere al fin del tiempo.