9 De uno de los cuernos grandes surgió uno pequeño, que creció mucho hacia el sur y el este, y hacia la tierra gloriosa de Israel.
10 Creció hasta alcanzar a los ejércitos celestiales y derribó parte del ejército celestial y de las estrellas, y las pisoteó.
11 Aun llegó a desafiar al jefe del ejército del cielo al prohibir los sacrificios rituales diarios que se le ofrecían, además de echar por tierra el lugar más sagrado de su templo.
12 Pero no se le permitió al ejército del cielo destruirlo por su pecaminosidad. Como resultado de esto, contaminaron las ceremonias del templo y dañaron las cosas más sagradas del pueblo de Dios. En fin, el cuerno hizo lo que quiso, y en todo tuvo éxito.
13 »Entonces oí a dos de los santos hablando entre sí. Uno de ellos dijo: “¿Cuánto tiempo pasará esto que se ve, para que de nuevo haya sacrificio ritual diario en honor a Dios? ¿Cuánto tiempo va durar la terrible maldad de entregar el templo de Jerusalén y los ejércitos celestiales para ser pisoteados?”
14 El otro contestó: “Primero deben pasar dos mil trescientos días; entonces el templo será purificado de nuevo”.
15 »Mientras yo estaba tratando de comprender el significado de esta visión, repentinamente un hombre, o por lo menos parecía un hombre, se paró delante de mí,