24-25 Derramarás la sangre sobre la tierra, de este modo, a tus hijos y a ti les irá bien.
26-27 Pero lo que hayas consagrado al SEÑOR, las ofrendas que hayas prometido en tus votos y los holocaustos deben ser llevados al altar. Esto sólo puede ser ofrecido sobre el altar del SEÑOR, tu Dios. La sangre será derramada sobre el altar, y comerás la carne.
28 »Obedece cuidadosamente todos estos mandamientos. Si haces lo que al SEÑOR tu Dios le agrada, te irá bien a ti y a tus hijos para siempre.
29 Cuando Dios destruya las naciones que habitan en la tierra donde tú vivirás, y las hayas expulsado,
30 procura no seguir su ejemplo ni adores a sus dioses. Tampoco te dejes llevar por la curiosidad y preguntes cómo adoran a sus dioses estas naciones, para luego ir y adorarlos de la manera que ellos lo hacen.
31 No debes insultar a tu Dios de esa manera. Estas naciones han hecho cosas abominables que él aborrece, todo en nombre de su religión. Hasta han llegado a quemar a sus hijos y a sus hijas delante de sus dioses.
32 Obedece todos los mandamientos que yo te doy; no les añadas ni les quites nada.