2 Allí también el pueblo se quejó contra Moisés y Aarón.
3 Les dijeron:—¡Ojalá el SEÑOR nos hubiera quitado la vida en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos hasta quedar satisfechos. Pero ustedes nos han traído hasta este desierto para matarnos de hambre.
4 El SEÑOR le dijo a Moisés:«Yo voy a hacer que les caigan alimentos del cielo. Cada uno podrá salir y recoger cuanto pueda comer ese día. Los probaré en esto, para ver si siguen mis órdenes.
5 Diles que el sexto día de la semana recojan el doble de lo que recogen los demás días».
6 Así que Moisés y Aarón convocaron al pueblo a una reunión y le dijeron:—Esta tarde sabrán que fue el SEÑOR el que los sacó de la tierra de Egipto.
7-8 En la mañana verán la gloria del SEÑOR, quien ha oído sus quejas contra él. Sí, contra él es que ustedes se están quejando, pues nosotros sólo somos sus representantes. El SEÑOR les dará a comer carne en la tarde y pan abundante por la mañana. Él ya escuchó sus quejas, pues no es contra nosotros que ustedes se han quejado, sino contra él. ¡Nosotros no somos nadie!
9 Luego Moisés le dijo a Aarón:—Diles a todos los israelitas que se reúnan delante del SEÑOR, pues él ha escuchado todas sus quejas.