21 Después se dirigió a Aarón, y le preguntó:—¿Qué te ha hecho este pueblo, para que le hagas cometer este terrible pecado?
22 —No te enojes tanto —dijo Aarón —. Tú bien sabes que este pueblo es inclinado a la maldad.
23 Ellos me dijeron. “Haznos un dios que nos dirija, porque algo le habrá ocurrido a Moisés, el que nos sacó de Egipto”.
24 Entonces les dije: “tráiganme sus aretes”. Ellos me los trajeron, los eché al fuego... y ¡salió este becerro!
25 Cuando Moisés vio que Aarón no había podido guiar bien a los israelitas, y que por eso se habían vuelto locos, de tal modo que la gente de otros pueblos se estaban burlando de ellos,
26 se paró a la entrada del campamento y gritó: «¡Todos los que estén de parte del SEÑOR, vengan aquí y únanse a mí!» Entonces todos los levitas se acercaron.
27 Moisés les dijo: «El SEÑOR, Dios de Israel, les ordena que tomen sus espadas y recorran el campamento, de uno a otro extremo, y maten a sus hermanos, parientes y vecinos».