17 Después, le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.
18 Jacob llevó la bandeja con la comida a la pieza donde estaba su padre.—¡Padre! —dijo Jacob.—Aquí estoy, hijo mío. ¿Quién eres tú? —preguntó Isaac.
19 —Soy Esaú, tu hijo mayor —dijo Jacob—. Hice lo que me dijiste que hiciera. Este es el guiso que preparé con lo que he cazado. Siéntate y cómelo, para que me bendigas.
20 Entonces Isaac le preguntó:—Hijo mío, ¿cómo pudiste hacerlo con tanta rapidez?—Porque el SEÑOR, tu Dios, me permitió encontrar el animal muy pronto —respondió Jacob.
21 —Acércate —le ordenó Isaac—. Quiero palparte para estar seguro de que eres mi hijo Esaú.
22 Jacob se acercó a su padre, y él lo palpó. «Es la voz de Jacob —dijo Isaac para sí—, pero las manos son las de Esaú».
23 Así que Isaac no reconoció a Jacob, porque sus manos eran tan velludas como las de su hermano Esaú. Antes de bendecir a Jacob,