5 Lo que pasa es que Dios sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, obtendrán todo el conocimiento, pues podrán conocer el bien y el mal. ¡Ese día ustedes serán como Dios!
6 La mujer contempló el árbol y se convenció de que su fruto era bueno para comer. Además, lo vio muy hermoso, y pensó que era su oportunidad para conseguir la sabiduría. Así que agarró el fruto y comió. Luego le dio de comer a su marido, el cual estaba con ella.
7 Tan pronto lo comieron, se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez.
8 Aquella tarde, a la hora en que sopla la brisa, el hombre y la mujer oyeron que Dios andaba por el jardín. Entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios el SEÑOR no los viera.
9 Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le preguntó:—¿Dónde estás?
10 El hombre le contestó:—Oí que andabas por el jardín y me dio miedo, pues estoy desnudo. Así que me escondí.
11 —¿Quién te dijo que estás desnudo? —le preguntó Dios el SEÑOR—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te ordené que no comieras?