7 Yo pensaba que algún día retornaría a mí y volvería a ser mía; pero no regresó. Y su infiel hermana Judá vio la permanente rebelión de Israel,
8 pero no puso atención aunque vio que yo me divorcié de la infiel Israel. Ahora también Judá me ha dejado y se ha entregado a la prostitución, pues ha acudido a otros dioses para adorarlos.
9 No le dio ninguna importancia al asunto; para ella no era nada adorar ídolos de madera y piedra, y así la tierra se contaminó y se corrompió grandemente como consecuencia de estas conductas reprobables.
10 Luego, más tarde, esta infiel «regresó» a mí, pero su «arrepentimiento» era fingido, dice el SEÑOR.
11 En realidad la infiel Israel es menos culpable que la traidora Judá.
12 Por lo tanto ve y dile a Israel: ¡Oh Israel, pueblo mío pecador, vuelve a mí, pues soy misericordioso; no estaré eternamente enojado contigo, dice el SEÑOR, porque mi capacidad de perdonar es muy grande!
13 Basta con que reconozcas tu culpa, reconoce que te rebelaste contra el SEÑOR tu Dios y cometiste adulterio contra él, adorando ídolos debajo de cada árbol; confiesa que te negaste a seguir mis instrucciones, dice el SEÑOR.