21 ¿Piensan acaso que el SEÑOR no sabía que ustedes, sus antepasados, sus reyes y príncipes y todo el pueblo ofrecían perfumes agradables a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
22 Fue por no poder soportar más todas las maldades que cometían que él desoló su tierra, convirtiéndola en increíble ruina, reseca, despoblada, tal como está hoy.
23 Precisamente la razón por la cual les han acontecido todas estas terribles cosas es que han ofrecido perfume agradable en homenaje a los ídolos y así han ofendido al SEÑOR, y se han negado a seguir sus instrucciones.
24 Luego Jeremías les dijo a todo el pueblo, hombres y mujeres:¡Escuchen el consejo del SEÑOR, ustedes todos ciudadanos de Judá que están en Egipto!
25 El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Tanto ustedes como sus esposas han dicho que jamás renunciarán a su devoción y práctica de rendir homenaje a la «Reina del Cielo» y así lo han demostrado con sus actos. ¡Pues adelante; cumplan las promesas y votos que le han hecho!
26 Pero escuchen el mensaje del SEÑOR, todos ustedes, judíos que viven en tierra de Egipto: Por mi gran fama he jurado, dice el SEÑOR, que de nada les servirá ya buscar mi auxilio y bendición, diciendo: «¡Oh SEÑOR Dios nuestro, ayúdanos!»
27 Porque sobre ustedes pondré mi atención, ¡pero no para bien! ¡Yo me encargaré de que les sobrevengan males, y serán destruidos por la guerra y el hambre hasta que todos perezcan!