11 ¡Lloren, labradores! ¡Sollocen, viñadores! ¡Pues se perdieron las cosechas del trigo y la cebada!
12 Las vides están muertas; las higueras se están muriendo; los granados están secos, lo mismo que las palmeras y los manzanos. ¡Todos los árboles del campo se murieron! Por eso la alegría se ha ido de la gente.
13 ¡Sacerdotes, vístanse de luto, lloren ustedes que ministran en el altar! Vengan, ministros de Dios, y pasen la noche sobre ceniza y con ropas ásperas en señal de profunda tristeza, porque en el templo de su Dios no hay ofrendas de cereales ni de vino.
14 Anuncien un ayuno general; llamen a todo el pueblo a una reunión. Reúnan a los jefes y a todo el pueblo dentro del templo del SEÑOR su Dios, para que le pidan ayuda al SEÑOR.
15 ¡Ay, que ya viene el terrible día del SEÑOR! ¡La anunciada destrucción de parte del Todopoderoso ya se aproxima!
16 Nuestro sustento desaparecerá delante de nuestros ojos; todo gozo y alegría habrá terminado en el templo de nuestro Dios.
17 La semilla se pudre en el suelo; los pajares y graneros están vacíos porque la cosecha se perdió.