2 Eran los reyes de las naciones que estaban al occidente del río Jordán, a lo largo de las costas del Mediterráneo hasta los montes del Líbano: los heteos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los heveos y los jebuseos.
3-5 Pero cuando el pueblo de Gabaón oyó lo ocurrido a Jericó y a Hai, decidieron usar una estratagema para salvarse. Enviaron embajadores a Josué vestidos con ropa muy gastada; como si vinieran de un largo viaje, con zapatos muy remendados, monturas muy gastadas sobre sus burros, odres de vino muy viejos y secos, y pan enmohecido.
6 Cuando llegaron al campamento de Israel en Gilgal le dijeron a Josué y al pueblo de Israel:—Hemos venido de una tierra distante a concertar un tratado de paz con ustedes.
7 Los israelitas les contestaron:—¿Cómo sabremos que no son de por aquí cerca? Porque si son de las cercanías no podemos hacer ningún tratado con ustedes.
8 —Seremos sus esclavos —respondieron.—Pero, ¿quiénes son ustedes? —preguntó Josué—. ¿De dónde vienen?
9 —Venimos de un país muy distante —le dijeron—. Hemos oído hablar del poder de Jehová su Dios y de todo lo que hizo en Egipto
10 y de lo que hicieron a los reyes de los amorreos, a Sehón rey de Hesbón y a Og rey de Basán.