25 Y además, ¿quién crees tú que eres? ¿Eres tú mejor que el rey Balac de Moab? ¿Trató él de recobrar su tierra después que Israel lo derrotó? No, por supuesto que no.
26 Pero después de trescientos años vienes tú a crear problema por esto. Israel ha estado viviendo aquí durante todo ese tiempo, ocupando la tierra de Hesbón hasta Aroer y a todo lo largo del río Arnón. ¿Por qué no hiciste un esfuerzo para recobrarla antes de ahora?
27 Así que yo no he pecado contra ti; más bien tú me has provocado viniendo a hacerme la guerra. Pero Jehová el juez pronto mostrará quién de nosotros tiene la razón, si Israel o Amón.
28 El rey de Amón no prestó atención al mensaje de Jefté.
29 En aquel tiempo el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté y guió sus ejércitos a través de la tierra de Galaad y Manasés, más allá de Mizpa en Galaad, y atacó al ejército de Amón.
30-31 Mientras tanto, Jefté había hecho voto delante de Jehová, que si Dios ayudaba a los israelitas a vencer a los amonitas, él volvería a su casa en paz, y que la primera persona que saliera a recibirlo sería sacrificada en holocausto a Jehová.
32 Jefté condujo su ejército contra los amonitas y Jehová le dio la victoria.