16 Todo nuestro bienestar se ha ido, se esfumó nuestra grandeza. ¡Ay, es que hemos cometido tantas maldades!
17 Nuestros corazones están enfermos, débiles; todo lo vemos fúnebre y triste.
18 El monte de Sión esta desierto; en él sólo habitan los chacales.
19 ¡Pero tú, SEÑOR, permaneces para siempre igual! Tu presencia entre nosotros permanece por todas las generaciones.
20 ¿Por qué nos olvidas para siempre? ¿Por qué te ausentas por tanto tiempo?
21 ¡Haznos volver a ti, SEÑOR, y volveremos! ¡Devuélvenos la alegría que antes teníamos!
22 ¿O nos has rechazado por completo? ¿Vas a mantener para siempre tu cólera contra nosotros?