8 Los que antes eran nuestros siervos han llegado a ser nuestros amos. No queda nadie para librarnos de ellos.
9 Arriesgamos nuestra vida en el desierto para conseguir comida.
10 Tenemos la piel quemada y reseca, ¡por el hambre nos da fiebre!
11 En Jerusalén y en los pueblos de Judá violaron tanto a las mujeres como a las niñas.
12 A nuestros príncipes los humillan colgándolos de las manos. No respetan ni las canas de nuestros viejos.
13 Se llevan a los jóvenes para moler en los molinos y los muchachitos se tambalean bajo el peso de los fardos de leña.
14 Los ancianos ya no se sientan a las puertas de la ciudad; los jóvenes ya no bailan ni cantan más.