12 ¡Ojalá el SEÑOR todopoderoso expulse de su pueblo hasta el último hombre que haya hecho esto, así sea alguien que crea muy santo y le presenta ofrendas!
13 Además ustedes bañan el altar con sus lágrimas porque el SEÑOR no hace caso ya de sus ofrendas, y ustedes no reciben más su bendición.
14 Y todavía se atreven a preguntar: «¿Por qué nos ha abandonado Dios?» Les diré por qué: Porque el SEÑOR ha visto que ustedes no han cumplido su compromiso con aquellas mujeres con quienes se casaron cuando eran jóvenes.
15 Fueron unidos a sus esposas por el SEÑOR. Dios, en su sabiduría, hizo que los dos llegaran a ser como una sola existencia delante de sus ojos cuando se casaron. ¿Qué es lo que él quiere? Hijos piadosos, producto de su unión. Por eso, ¡tengan cuidado de no ser infieles a la esposa de su juventud!
16 Porque el SEÑOR, el Dios de Israel, dice que odia el divorcio y a los hombres crueles. Por eso, ¡tengan cuidado, no cometan ningún tipo de traición!
17 Ustedes han cansado al SEÑOR con sus palabras, y todavía se atreven a preguntar «¿Cómo lo hemos cansado?»¡Pues cuando dicen que el SEÑOR se alegra con los que actúan mal, y que es injusto!