8 »¿Debe una persona robar a Dios? ¡Claro que no! Pero ustedes me han robado. Y aún se atreven a preguntar: “¿Cuándo te hemos robado?” Ustedes me han robado los diezmos y las ofrendas.
9 Por eso, toda la nación está en la mira de mi castigo, pues todos me están robando.
10 »Traigan todos los diezmos a la tesorería del templo, para que haya alimento suficiente en mi Templo. Si lo hacen, yo abriré las ventanas de los cielos y haré que venga sobre ustedes una benéfica y oportuna lluvia sobre sus campos para que obtengan abundantes cosechas. ¡Los exhorto a que me prueben en esto!
11 Sus cosechas serán grandes, porque yo las cuidaré de los insectos y de las plagas; sus uvas no caerán antes de madurar. Lo digo yo, el SEÑOR todopoderoso.
12 »Y todas las naciones los llamarán afortunados, porque la suya será una tierra caracterizada por la alegría y la abundancia. Lo digo yo, el SEÑOR todopoderoso.
13 »La actitud de Judá hacia mí ha sido orgullosa y arrogante. Lo digo yo, el SEÑOR. Pero ustedes se atreven a preguntar: “¿Qué cosas malas hemos dicho contra ti?”
14 »Óiganme bien; ustedes han dicho: “De nada sirve respetar a Dios y obedecerlo. ¿Qué provecho hay en seguir sus instrucciones, y en entristecernos y arrepentirnos por nuestras malas acciones?