8 Nosotros, por el contrario, somos del día. Por eso estamos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación.
9 Porque Dios no nos llamó para sufrir el castigo sino para recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.
10 Él murió por nosotros para que, ya sea en la vida o en la muerte, vivamos junto con él.
11 Así que anímense y ayúdense unos a otros a crecer, como ya lo están haciendo.
12 Hermanos, les pedimos que respeten a los que trabajan entre ustedes, los guían y reprenden en el Señor.
13 Estímenlos mucho y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros.
14 Hermanos, también les rogamos que reprendan a los perezosos, animen a los desanimados, ayuden a los débiles y tengan paciencia con todos.