1 Se me entregó una vara de medir y se me pidió que fuera a medir el templo de Dios y el altar. Se me pidió también que contara cuántos adoradores había.
2 «Pero no midas las partes externas del templo —me dijeron—, porque han sido entregadas a las naciones y éstas se pasarán tres años y medio humillando a la ciudad santa.
3 Y enviaré a mis dos testigos para que profeticen durante mil doscientos sesenta días vestidos de luto».
4 Los dos profetas en cuestión eran los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Señor de la tierra.