16 ¡Pero como eres tibio, te vomitaré de mi boca!
17 Tú dices: “Soy rico, tengo lo que deseo, ¡no necesito nada!” ¡Y no te das cuenta de que eres un infeliz, un miserable, pobre, ciego y desnudo!
18 Te aconsejo que compres de mí oro puro, refinado en fuego. Sólo así serás verdaderamente rico. Y también compra de mí ropa blanca, limpia, pura, para que no sufras la vergüenza de andar desnudo. Y ponte colirio en los ojos para que te los cure y recobres la vista.
19 Como yo disciplino y castigo a los que amo, tendré que castigarte si no abandonas esa indiferencia y te arrepientes.
20 Yo estoy siempre a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo.
21 Al que salga vencedor, le daré el derecho de que se siente junto a mí en el trono, de la misma manera que al vencer yo me senté con mi Padre en su trono.
22 El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias».