8 Estoy al tanto de la obra que realizas. No eres muy fuerte, pero me has obedecido y no has negado mi nombre. Por eso te he abierto una puerta que nadie te podrá cerrar.
9 Obligaré a los de la sinagoga de Satanás, que dicen mentirosamente que son míos, a postrarse a tus pies y reconocer que te amo.
10 Por cuanto me has obedecido y has sido constante, te protegeré de la gran tribulación y tentación que vendrán sobre el mundo para poner a prueba a la humanidad.
11 Vengo pronto. Retén firmemente lo que tienes, para que nadie te quite tu corona.
12 Al que salga vencedor, lo convertiré en columna del templo de mi Dios y ya no saldrá jamás de allí. Escribiré en él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios —la nueva Jerusalén que el Señor hará descender del cielo—, y llevará escrito en él mi nuevo nombre.
13 El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias.
14 »Escríbele al ángel de la iglesia en Laodicea:Este mensaje te lo envía el Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de toda la creación de Dios.