3 Ya antes les mencioné brevemente que Dios mismo me reveló ese misterio.
4 Cuando lo lean se darán cuenta de que conozco bien el misterio de Cristo.
5 Es el misterio que en la antigüedad Dios no había dado a conocer, como sí lo ha hecho ahora por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas.
6 Este es el misterio: que los no judíos compartirán plenamente la herencia con Israel. Ambos son miembros del mismo cuerpo y participan de la misma promesa que Dios nos hizo en Cristo Jesús por medio de las buenas nuevas.
7 Por su amor inmerecido, Dios me dio el privilegio de servirle anunciando estas buenas nuevas, con la ayuda eficaz de su poder.
8 Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.
9 Debo hacerles entender a todos que el plan de Dios ya se está cumpliendo. Ese es el plan que desde la eternidad Dios, el Creador de todas las cosas, guardaba oculto.