16 No hay tiempo que perder. Levántate, bautízate, y lávate de tus pecados invocando su nombre”.
17 »Cuando regresé a Jerusalén, en el templo tuve una visión mientras oraba.
18 Vi al Señor que me decía: “¡Date prisa! Sal en este momento de Jerusalén, porque no creerán lo que digas acerca de mí”.
19 Yo le respondí: “Señor, ellos saben que yo andaba por todas las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en ti.
20 Y cuando estaban matando a Esteban, tu testigo, yo estaba allí aprobando lo que hacían y cuidando la ropa de quienes lo mataban. “
21 Pero el Señor me dijo: “Vete, porque yo te enviaré a naciones que están lejos.”»
22 La gente estuvo escuchando a Pablo hasta que dijo esto. Entonces gritaron: “¡Bórralo de la tierra! ¡Ese hombre no merece vivir!”