10 La discusión se hizo cada vez más violenta. Entonces el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo que ordenó a los soldados que lo sacaran por la fuerza y lo llevaran al cuartel.
11 A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo:—Ánimo. De la misma manera que has hablado de mí en Jerusalén, hablarás en Roma.
12 Por la mañana, los judíos planearon matar a Pablo. Juraron que no comerían ni beberían hasta lograrlo.
13 Eran más de cuarenta los hombres que tomaron parte en este plan.
14 Fueron ante los jefes de los sacerdotes y los ancianos y les dijeron:—Nosotros hemos jurado que no comeremos nada hasta que matemos a Pablo. Que nos caiga una maldición si esto no es así.
15 Ahora, pídanle al comandante, con el apoyo del Consejo, que mañana traiga a Pablo ante ustedes. Pueden usar como pretexto que quieren conocer mejor su caso. Nosotros estaremos listos para matarlo antes que llegue aquí.
16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de sus planes y fue al cuartel a avisarle.