12 Cuando estas personas asisten a las comidas fraternales de ustedes, comen y beben hasta más no poder, sin pensar en los demás. Son como nubes sin agua arrastradas por el viento. Son como árboles sin frutos en tiempo de cosecha; han sido arrancados de raíz y están totalmente muertos.
13 Son como las olas del mar turbulento que arrojan a la playa la espuma de sus suciedades vergonzosas. Son como estrellas errantes a las que sólo les espera la más densa y eterna oscuridad.
14 Enoc, que fue el séptimo desde Adán, profetizó de ellos lo siguiente: «Miren, el Señor viene con millares y millares de ángeles
15 a juzgar a todos y a reprender a los pecadores malvados, por las terribles cosas que han hecho, y las cosas que han dicho contra él».
16 Estas personas son murmuradoras, nunca están satisfechas con nada; siguen siempre sus deseos egoístas y son tan arrogantes que cuando hablan bien de alguien es para sacarle algún beneficio.
17 Pero ustedes, amados, recuerden lo que los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo ya les habían advertido:
18 «En los últimos tiempos vendrán burlones cuyo único propósito será deleitarse en cuanta perversidad pueda ocurrírseles.»