36 Por tanto, si todo tu ser está lleno de luz, sin que haya ninguna parte en tinieblas, verás todo claramente, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor».
37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él. Jesús entró en su casa y se sentó a la mesa.
38 El fariseo se sorprendió cuando vio que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer.
39 El Señor le dijo:—Ustedes los fariseos limpian el vaso y el plato por fuera, pero ustedes mismos están llenos de codicia y maldad por dentro.
40 ¡Necios! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
41 Den a los pobres de lo que ustedes tienen dentro, y así todo quedará limpio.
42 »¡Ay de ustedes, fariseos!, porque se cuidan de dar la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero no tienen cuidado de la justicia y el amor de Dios. Debían haber hecho eso, sin dejar de hacer lo otro.