34 Donde ustedes tengan su tesoro, allí tendrán también su corazón.
35 »Estén siempre listos, con la ropa bien ajustada y la lámpara encendida,
36 como los sirvientes que esperan a que su señor regrese de un banquete de bodas, para abrirle la puerta en el momento en que él llegue y toque.
37 Dichosos los sirvientes a los que su Señor encuentre atentos a su llegada. Les aseguro que se ajustará la ropa, hará que los sirvientes se sienten a la mesa y él mismo se pondrá a servirles.
38 Dichosos los sirvientes a los que su señor encuentre preparados sin importar si llega a la media noche o de madrugada.
39 Dense cuenta de esto: Si el dueño de una casa supiera la hora a la que va a llegar el ladrón, estaría atento para no dejarlo entrar.
40 Así ustedes estén siempre preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.